Chuleta de Buey. (105 €/kilo)
En primer lugar, se saca la cinta de carne del tronco, cortando la grasa y el troso que sobra, una hora antes para que la carne coja temperatura.
Posteriormente, procedemos al
corte de la chuleta, de un grosor de unos tres dedos aproximadamente (para que
sea de un kilo).
Para hacer bien una chuleta hay que tener en cuenta cuales
son los materiales con los que trabajamos. Las variantes principales son la
cantidad de grasa intramuscular, y la distribución de dicha
grasa. Con esos conocimientos aprendidos, asamos una chuleta no siempre de la
misma forma. Hay una relación directa entre el calentamiento y la cantidad de
grasa:
Con mucha cantidad de grasa (como es el caso) es conveniente
darle mucho tiempo de calentamiento para que sude. Si hay poca cantidad de grasa, tendremos que darle un
calentamiento muy lento, y al final un tostado rápido, para conseguir quedarnos
con la poca grasa que tenga.
El calentamiento en ambos casos debe hacerse de canto en la
parrilla, porque así la grasa y los jugos no tienen salida posible, ya que así
conseguimos que la fibra muscular natural esté orientada en horizontal respeto
a la parrilla.
Tras mantenerla de canto sobre el hueso unos 30 minutos, la
ponemos tumbada sobre la parrilla y empieza a calentarse y sudar en toda su
extensión (unos 10 minutos). Después bajamos la
chuleta a la parte de debajo de la parrilla, más próxima a las brasas, para
darle un tostado último, similar al que tendría en una plancha a máxima
temperatura. Así de tuestan también todos los bordes de la chuleta. Para este
último paso bastan 4 minutos.
Sazonamos al final, con un puñado de sal Maldon por cada
cara de la chuleta.
Por último, la presentamos en la mesa cortada en trozos, sobre una parrilla pequeña con un poco de brasa, cuya función
es únicamente mantenerla calienta (no hacerla más).
¡Qué aproveche!
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Fermín Lasa, el mejor parrillero del mundo:
Marta: no veo tus últimas fotos... Qué tal va todo?
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