.Fotoperiodismo
lunes, 26 de noviembre de 2012
martes, 9 de octubre de 2012
En ascuas
Chuleta de Buey. (105 €/kilo)
En primer lugar, se saca la cinta de carne del tronco, cortando la grasa y el troso que sobra, una hora antes para que la carne coja temperatura.
Posteriormente, procedemos al
corte de la chuleta, de un grosor de unos tres dedos aproximadamente (para que
sea de un kilo).
Para hacer bien una chuleta hay que tener en cuenta cuales
son los materiales con los que trabajamos. Las variantes principales son la
cantidad de grasa intramuscular, y la distribución de dicha
grasa. Con esos conocimientos aprendidos, asamos una chuleta no siempre de la
misma forma. Hay una relación directa entre el calentamiento y la cantidad de
grasa:
Con mucha cantidad de grasa (como es el caso) es conveniente
darle mucho tiempo de calentamiento para que sude. Si hay poca cantidad de grasa, tendremos que darle un
calentamiento muy lento, y al final un tostado rápido, para conseguir quedarnos
con la poca grasa que tenga.
El calentamiento en ambos casos debe hacerse de canto en la
parrilla, porque así la grasa y los jugos no tienen salida posible, ya que así
conseguimos que la fibra muscular natural esté orientada en horizontal respeto
a la parrilla.
Tras mantenerla de canto sobre el hueso unos 30 minutos, la
ponemos tumbada sobre la parrilla y empieza a calentarse y sudar en toda su
extensión (unos 10 minutos). Después bajamos la
chuleta a la parte de debajo de la parrilla, más próxima a las brasas, para
darle un tostado último, similar al que tendría en una plancha a máxima
temperatura. Así de tuestan también todos los bordes de la chuleta. Para este
último paso bastan 4 minutos.
Sazonamos al final, con un puñado de sal Maldon por cada
cara de la chuleta.
Por último, la presentamos en la mesa cortada en trozos, sobre una parrilla pequeña con un poco de brasa, cuya función
es únicamente mantenerla calienta (no hacerla más).
¡Qué aproveche!
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Fermín Lasa, el mejor parrillero del mundo:
sábado, 6 de octubre de 2012
Imagifotos
12:40. Lo primero que veo cuando me levanto es a Kiti en mi
cama. Siempre duerme conmigo y espera a que me levante. Es la gata más bonita
que hay, sin ninguna duda. Se pone contenta cuando ve que me despierto porque
ya llega su hora de mimos. Cuando cojo la cámara y me la pongo al cuello me
mira como extrañada. Le quito la batería y la tarjeta, y lo primero que pienso
es que me encantaría quedarme aquí todo el día haciéndole las 1000 fotos
imaginarias a Kiti. Doy gracias a la tecnología por crear las cámaras digitales,
si no, no sé el dinero que me hubiera gastado en revelar fotos de esta bola de
pelo. Veo por el visor la oscuridad de mi cuarto y me levanto. Voy a la cocina
(escoltada por Kiti) para desayunar. No hay nadie. Hago una imagifoto al suelo
helado de la cocina. Veo que madre me ha comprado un ejército de donuts de
chocolate porque sabía que venía a Logroño este finde. Por estas pequeñas cosas
pienso que me la comería. Los coloco haciendo una torre y les hago imagifotos.
Susana entra de repente y se encuentra toda la estampa. A mí llena de
chocolate, chupándome los dedos para no manchar la cámara, la pila de donuts
esparcidos por la mesa, y la gata quieta al lado de ellos, con cara de buena.
Hago una imagifoto de su cara, y ni se aparta como suele hacer. Ya sabe que la
cámara está apagada.
13:20. Estoy metida entre las sábanas y no quiero salir. Decía enserio lo de quedarme aquí todo el día... Si pudiera. Estoy segura de que este es mi lugar favorito del mundo. Hago imagifotos de mi cama, mi almohada, y la guarida del interior de las sábanas. Kiti no está, está oficialmente enfadada porque no ha tenido su tiempo reglamentario de mimos. En su lugar viene a saludarme la gata gorda de mi madre, que sólo vive para comer y dormir. Me huele entera, ve que no hay nada comestible y se va por donde ha venido. Le hago unas cuantas imagifotos a su paseo, a cómo se le mueve la tripa de un lado a otro. Ballena.
13:40. Tras arañar los últimos minutos en la cama, me pongo la ropa (la misma que ayer), me lavo los dientes, paso por "chapa y pintura" y ya soy mujer nueva. Me hago una imagifoto choni al espejo del baño (sacando morritos, claro) y me voy de casa para ir al restaurante de mi padre, por si tengo que echarle una mano. Estoy a siete minutos en coche. Si hay mucha gente, me tocará trabajar y tendré que dejar la cámara aparcada un rato. Espero que el señor Cañada no me suspenda.
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13:20. Estoy metida entre las sábanas y no quiero salir. Decía enserio lo de quedarme aquí todo el día... Si pudiera. Estoy segura de que este es mi lugar favorito del mundo. Hago imagifotos de mi cama, mi almohada, y la guarida del interior de las sábanas. Kiti no está, está oficialmente enfadada porque no ha tenido su tiempo reglamentario de mimos. En su lugar viene a saludarme la gata gorda de mi madre, que sólo vive para comer y dormir. Me huele entera, ve que no hay nada comestible y se va por donde ha venido. Le hago unas cuantas imagifotos a su paseo, a cómo se le mueve la tripa de un lado a otro. Ballena.
13:40. Tras arañar los últimos minutos en la cama, me pongo la ropa (la misma que ayer), me lavo los dientes, paso por "chapa y pintura" y ya soy mujer nueva. Me hago una imagifoto choni al espejo del baño (sacando morritos, claro) y me voy de casa para ir al restaurante de mi padre, por si tengo que echarle una mano. Estoy a siete minutos en coche. Si hay mucha gente, me tocará trabajar y tendré que dejar la cámara aparcada un rato. Espero que el señor Cañada no me suspenda.
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14:29. Ya estoy instalada en el restaurante. Con el portátil
en una mesita escondida al fondo del todo. Al final parece que no hay mucho
jaleo, me alegro egoístamente, y voy a tener que seguir cámara en mano. Primero
disparo a toda la sala: las escupideras de las catas, la cámara de los vinos,
los cuadros de la plaza de toros de Logroño, las botellas antiguas, una mesa
enorme montada para doce personas… Entro en la cocina y hago imagifotos a Rubén
y Estela, que me insultan (con cariño) y luego posan sacando la lengua y
poniéndose bizcos. Luego flipan y me insultan (sin cariño) cuando les digo que
la cámara no tiene tarjeta ni batería. Piensan que mi profesor está como una
regadera. Mi padre pasa de mí cuando le asalto en la brasa con la cámara. Le
enfoco a él, a las chuletas, y al besugo que hay asándose en una parrilla.
Mañana le haré el reportaje para la receta, así me quito trabajo de encima. No
hay más que tres mesas en el comedor. Les miro a través de mi cámara desde la
puerta de la cocina y nadie parece darse cuenta. Desde la ventanita de madera
que da a la calle, hago imagifotos a la familia de chinos que pasa por la
calle. Me encantaría tener la cámara encendida para fotografiar a la niña con
su gorrita de Pocoyo mirando al perro enorme que pasa por la acera de enfrente.
Me pillan dos clientes entrando, muy amigos de la familia. Me preguntan y les
cuento mi práctica. Se miran el uno al otro, se ríen de los periodistas, y se
sientan en una mesa.
15:00. Acabo de ayudar a Rubén a terminar de preparar mi
lenguado. Click! Ojalá pudierais ver que pinta tiene…
15:10. Estoy compartiendo unas lentejas de un caldero de
barro con mi padre. Si pudiera sacar una foto real de esto, sería una ilustración
perfecta de la buena comida tradicional. Luego hago imagifotos al pescado antes
de devorarlo en dos minutos. Robo un poquito de tarta de cuajada (con 936482763
kilos de leche condensada por encima). En la cámara parece todavía más rica.
16:30. Tras una larga y somnolienta charla con mi padre, me
despido de todos hasta esta noche y cojo el coche, aparcado en la puerta del
restaurante, para ir directa a la cama. Me espera la siesta del siglo.
20:00. Soy un auténtico oso. Me despierta el móvil y sigo
con sueño. Me levanto y no hay nadie en casa. Mi padre se habrá quedado en el
restaurante y mi madre creo que tenía recados que hacer… Mi hermano está
jugando un campeonato de golf en Soria así que no estará en todo el fin de
semana. Aprovecho la tranquilidad para hacer imagifotos a toda la casa (que
esta mañana se me ha olvidado). La habitación de mi hermano, sus pósters de
Dragon Ball, la pila de gorras y los zapatos de tacos, los rayones de la pared;
el cuarto de invitados –de los trastos- con el tendedero lleno de polos de
colorines de Pedrito, y calzoncillos de mi padre, la torre del ordenador vieja
y polvorienta, la ventana que da al patio interior; el salón, con las fotos de
la familia en el armario del centro, la bici estática anticuada, los
tropecientos juegos de la Wii apilados, los VHS de Disney, y en el centro del
sofá grande, las dos gatas tumbadas encima de la manta, mirándome ir de un lado
a otro. Por la ventana hago imagifotos a la piscina, la urbanización y el
Carrefour de enfrente. Las vistas son muy bonitas porque vivimos en el último
piso.
21:16. Esta noche me libro de currar. Estoy cenando con mi
madre, endivias con roquefort y san jacobos. Me encanta cómo me cuida cuando
vengo. Luego veremos juntas alguna peli, leeré algunas cosas para preparar el
programa de prácticas de radio, y me iré a la cama prontito con Kiti. No sé cómo
puedo estar tan cansada con la de horas que he dormido, será por el catarro…
00:24. Acabo de pasar a limpio las notas que he ido tomando durante
el día para redactar mi experiencia con la cámara. En casa no tengo Wifi, así
que lo subiré mañana al blog desde el restaurante. Como veis, un viernes
cualquiera, bastante aburrido, y sin mucho que contar. El próximo día ME VOY CON LA CÁMARA ENTERA.
¡Buenas noches!
domingo, 30 de septiembre de 2012
Mercado
Denominación de Origen.
En el corazón de Pamplona, en lo viejo, justo detrás del Ayuntamiento, está el Mercado de Santo Domingo, el más antiguo de la ciudad. De lunes a viernes todo el día, y los sábados por la mañana ofrecen los mejores productos navarros y nacionales de todos los tipos. Pescado, fruta, golosinas, carne, verduras, queso, pastas, embutidos, conservas... repartidos en más de 30 puestos con denominación de Origen.
En el bullicio de un sábado por la mañana, se veían caras amables y sonrisas tras todos los mostradores (menos uno). Abuelos, niños, señoreas, papás, y la gente más pintoresca de Pamplona de lado a lado del mercado buscando las mejores ofertas y las mejores compras.
Sacrificado.
'Quiedo ete'.
Paciencia.
De casa.
El más simpático.
Fotoperiodismo.
Dentro y fuera.
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